Nuestra historia

En 1918, mi bisabuelo Antoni Coromines inauguró el local, hoy Restaurant Enna, dado que él tenía una pequeña bodega en el chanfra de enfrente.

En esta zona, aún sin urbanizar, ya se habían instalado almacenes y grandes fábricas en lo que entonces se llamaba el Manchester catalán.

Mis bisabuelos, Antoni y Maria Lage, empezaron esta aventura, en lo que en ese momento se llamó Bar Maria, allí vivieron y trabajaron en una de las épocas más oscuras de nuestra historia, la guerra civil. Desgraciadamente, mi bisabuelo Antoni moriría prematuramente de una infección producida por los efectos de la metralla de una bomba que cayó a pocos metros de allí.

Así María, sola, tuvo que sacar adelante el negocio familiar. Tiempo después, con la ayuda de Francisca, la hija pequeña de los tres hijos que tuvieron en común, fue ella que dio paso a la segunda generación.

La trayectoria de mi abuela Francisca también fue en solitario, ya que Joan, el abuelo, quiso mantener su vida profesional fuera del negocio familiar, y fue así como con la anterior generación, su hija Rosita y ahora mi madre, siendo la mayor de los dos hijos en común, la ayudó y más tarde y tomó el siguiente relevo generacional.

En esta segunda generación fue cuando se pasó a llamarse Bar Enna, cogiendo el nombre de la calle, que más tarde pasaría a llamarse el nombre actual de Calle Ramón Turró.

Mi madre Rosita pasaría a ser la tercera generación, y esta vez sí, con la ayuda de mi padre, Geroni, que renunciaría a su vida profesional por unirse a un proyecto en común. Ellos vivirían el cambio más importante del barrio en casi cien años. De las fábricas, talleres pequeños y agencias de transportes a la transformación en la villa olímpica y posteriormente, en los inicios del actual 22@.

Yo me incorporé, primero trabajando compaginándolo con los estudios y después, de forma total a trabajar sirviendo tablas.

Con las capacidades culinarias de mi madre, el restaurante se quedó pequeño, y así fue cuando con mi ayuda ampliamos el restaurante adquiriendo el local de al lado, un pequeño taller de casitas de pesebre.

Para realizar el cambio generacional, pasé a dedicarme profesionalmente a la cocina, primero para aprender, con los conocimientos de mi madre y después de forma autodidacta, llegando al momento actual.

Cuatro generaciones Y 105 años de historia nos han llevado hasta aquí, gracias a la perceverancia y empoderamiento de las mujeres de mi familia y al personal que a lo largo de los años ha colaborado como Carlos que a lo largo de dos generaciones, ha sido fielmente a nuestro lado.

Nota: A ejecución de mí y de mi hermana, el resto de miembros de mi familia, mi abuela Paquita así como sus hijos, mi madre y mi tío Luis, todos han nacido en el mismo local, en la planta superior donde estaba la vivienda y actualmente, comedor.